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Con Ibarra e Ibarreche,
esta orquesta es la leche.

Con Ibarra e Ibarreche, <br>esta orquesta es la leche.

Esperanza Aguirre toca el violín
Ruiz Gallardón toca el violón.
Fraga toca la gaita de Manolo (que siempre la toca solo)
Maragall toca el financiall (ocarina catalana)
Ibarrreche toca lo que el Arnoldo le eche
Ibarra toca la Tabarra (chirimía extremeña)
Y Chaves, no toca nada porque no chave

El Director de Orquesta es Rodríguez Zapatero.
Se nota que en solfeo también es un Zero.
(A la izquierda, claro)

Reivindicación de la sardina en lata.

Reivindicación de la sardina en lata.

Alguien dijo, y dijo bien, que si las sardinas fuesen escasas, se convertirían en un plato mucho más apreciado que el caviar y por supuesto, muchísimo más caro. Por suerte no es así, y gracias a la generosidad de la Naturaleza, los mares están llenos de sardinas y podemos saborear masivamente este pescado azul, sin que lo noten demasiado nuestros bolsillos.
No hay nada más delicioso en el verano que comer en la playa unas sardinas a la brasa. Lo saben bien en la Costa del sol, donde el espeto se ha convertido en el plato nacional.
La lata de sardinas es una de las joyas más exquisitas que nos han regalado los conserveros gallegos. Charlando con uno de ellos, me contó que las sardinas en conserva, no sólo resisten el paso del tiempo, sino que incluso mejoran con los años, porque el aceite va penetrando en la sardina, y se va contagiando de su sabor. Solo hay que mirar que la lata no esté abombada, porque eso es señal de que ha cogido aire y ha estropeado su contenido. Parece ser que Oscar Wilde era un fanático de las latas de sardinas gallegas, y tenía en su bodega un buen surtido de ellas, catalogadas por año, como si fueran grandes vinos de reserva. Yo he tenido el placer y el privilegio de probar en Galicia una lata de sardinas de 1945, y puedo decir que nunca he saboreado una conserva más deliciosa.

Receta fácil, exquisita y divertida.
Sardinas en lata rebozadas.


Abrir la lata y colar las sardinas.
Echarlas en un bol donde previamente se ha batido un huevo.
Sacar las sardinas bien escurridas y rebozarlas con pan rallado.
Colocarlas todas en una bandeja y dejarlas unos minutos en el congelador para que el rebozado coja fuerza.
Calentar en una sartén, aceite de oliva. Cuando esté humeante, freir las sardinas, hasta que estén doradas.
Y a disfrutar!

Ojalá la derecha escuche
lo que le canta la izquierda.

Ojalá la derecha escuche<br> lo que le canta la izquierda.

Monsieur Tout-Blanc
Vous enseignez la charité
Bien ordonnée
Dans vos châteaux en Italie
Monsieur Tout-Blanc
La charité, c'est très gentil
Mais qu'est-ce que c'est ?
Expliquez-moi

Pendant c'temps-là moi j'vis à Aubervilliers
C'est un p'tit coin perdu au bout d'la misère
Où l'on n'a pas tell'ment d'questions à s'poser
Pour briffer faut bosser mon p'tit père

Monsieur Tout-Blanc
L'oiseau blessé que chaque jour
Vous consommez
Etait d'une race maudite
Monsieur Tout-Blanc
Entre nous dites, rappelez-vous
Y a pas longtemps
Vous vous taisiez

Pendant c'temps-là moi j'vivais à Aubervilliers
Ça n'était pas l'époque à dir' des rosaires
Y avait des tas d'questions qu'il fallait s'poser
Pour durer faut lutter mon p'tit père

Monsieur Tout-Blanc
Si vous partez un beau matin
Les pieds devant
Pour vos châteaux en paradis
Monsieur Tout-Blanc
Le paradis, c'est p't-êt' joli
Priez pour moi
Moi j'ai pas l'temps

Car je vivrai toujours à Aubervilliers
Avec deux bras noués autour d'ma misère
On n'aura plus tell'ment d'questions à s'poser
Dans la vie faut s'aimer mon p'tit père

Monsieur Tout-Blanc
Si j'enseignais la charité
Bien ordonnée
Dans mes châteaux d'Aubervilliers
Monsieur Tout-Blanc
Ça n'est pas vous qu'j'irais trouver
Pour m'indiquer
C'qu'il faut donner


Monsieur Tout-Blanc.
Léo Ferré

Pedro el Grande

<center> Pedro el Grande </center>

Nunca agradeceré lo suficiente a mi amiga leal Anna Alós que me invitase a uno de los festines más ingeniosos y suculentos que mi exigente y mimado paladar ha gozado en muchos años, y lo que es más importante, que con la excusa de este insólito banquete disfrutara del privilegio de conocer a una persona exquisita, divertida, bohemia y elegantemente original.

Se trata de Pedro Monge, un cocinero de mil sabores, un viajero incansable que nunca quiso tener restaurante propio para poder cocinar en todos los fogones del mundo, un mago que busca el aroma, el sabor y la textura del lujo, creador de un nuevo concepto gastronómico, la Cocina Itinerante, que deslumbró con sus propuestas gastronómicas a Mike Jagger y a Bill Clinton, a Steven Spielberg y a Ferrán Adriá, al alcalde de Nueva York y a los jeques de los Emiratos Arabes, y que a la vez se siente feliz llegando a tu casa y cocinando para ti y a tus amigos.

Gracias al poder de persuasión de unas guapísimas mujeres, el amor tiene ese tirón, Pedro Monge ha conseguido, si no echar raíces –eso es imposible- anclarse por un tiempo, esperemos que largo, en el restaurante La Tertulia, un oasis de paz, armonía y buenas vibraciones, situado en el centro de Barcelona, donde cada miércoles, creará un abanico de platos nacidos de su inmensa e inagotable creatividad.

Tuve el placer de estar presente en el estreno de esta performance gastronómica, y sólo puedo decir que me deslumbró su huevo ahumado con espuma de patata, quise ponerle un piso a su colosal atún marinado con foie a la parrilla, un plato surrealista y daliniano, me hizo sonreír de ternura su delicadísima sopa de mató con helado de pera, me asombró la deliciosa simplicidad con que elaboró el rodaballo salvaje y su alioli de cítricos, y me postré ante la sabiduría que llevaba en su golosa corteza crujiente el extraordinario cochinillo con melón al oporto.

Como dorado cierre de un banquete inigualable, Pedro nos regaló con una conversación que no tiene precio, y pudimos disfrutar de una velada donde lo único negativo fue la velocidad con que corrieron las manecillas del reloj. Es lo que suele suceder cuando nos acercamos peligrosamente a las puertas del cielo.

"Cardenal Martini, papa"

<em>&quot;Cardenal Martini, papa&quot;</em>

El largo papado de Karol Woytla ha eliminado las opciones de los católicos progresistas de tener un candidato a su medida. Se trata del jesuita Carlo María Martini, un eminente intelectual, que fué hasta los 75 años arzobispo de Milán y que podía haber sido el gran Papa que eliminase las estructuras anquilosadas de una Iglesia aferrada a la tradición. Demasiado tarde. El Cardenal Martini, con 78 años y un parkinson a cuestas, sólo quiere retirarse a Jerusalem para vivir sus ultimos años dedicado al estudio de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, este cardenal, que fué Premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales, se convertirá, dentro del cónclave, en el líder de la tendencia progresista, en oposición a Ratzinger que es el abanderado de los conservadores. Si Martini consigue convencer a los indecisos, el nuevo Papa vendrá del Tercer Mundo. Si gana la línea Ratzinger, tendremos un Papa continuista, y por supuesto, de la vieja Europa.


No puedo hablar del Cardenal Martini sin recordar, aquellas excepcionales tertulias que teníamos las tardes de los miércoles en la bodega de la coctelería Martini de la calle Aribau, en Barcelona, que habíamos bautizado con el sugestivo nombre de “Speaky Easy”. Gracias al poder de convocatoria de su dueño, el gran Javier de las Muelas, a quien la canallesca barcelonesa le debe un merecido homenaje, nos reuníamos un grupo de 20 a 50 profesionales, generalmente periodistas, con el único objetivo de dedicarnos al placer de la conversación. Javier sacaba los mejores vinos de su bodega, cultivada con el mimo de un jardinero de bonsais y los amenizaba con unas tapas cada vez más suculentas. En esta clandestina rebotica era obligatorio entrar por la puerta de servicio tras pronunciar un santo y seña. “Cardenal Martini, papa”. Pasa el tiempo para todo y para todos. Aquel clandestino “Speaky Easy” es ahora un excelente restaurante, todos estamos bastante más viejos (menos Javier de las Muelas, que algún trato habrá hecho el canalla con el más allá para conservarse así) y nuestro utópico papable, el Cardenal Martini, ya solo piensa en el dulce retiro. Esperemos que al menos elijan a alguno de su tendencia. Lo celebraríamos tomando en el Speaky Easy una variante del Martini cocktail, que tendría que incluir unas gotas de nostalgia, con aire de bolero, de lo que pudo haber sido y no fue.

Vamos a poner más guapas
a las niñas guapas.

Vamos a poner más guapas <br> a las niñas guapas.

Con una receta de belleza en forma de ensalada.

Hinojo.
Queso Emmental
Aceitunas negras sin hueso.
Anchoas.
Aceite de oliva virgen extra.


Cortamos en trocitos el hinojo, el queso y las anchoas.
Echamos abundante aceite, un poquito de sal
y ya tenemos un primer plato absolutamente primaveral,
que estará mucho más sabroso,
si lo hacemos hoy
y lo comemos mañana.

Los viejos rockeros también mueren.

Los viejos rockeros también mueren.

Espero que allá arriba montes una buena.

Efectos colaterales.

Sentirme novio de la reina del mambo.
Importarme un huevo el mundo y la madre que lo parió.
Recordar con nostalgia aquellos polvos
que hicieron estos lodos.
Pensar con serio fundamento
que nuestra única misión en la vida
es rascarnos el ombligo.
Permitir que mi sombra se ría de lo mal que estoy.
Dejar que los nombres sonoros,
los adjetivos osados,
los verbos con retranca,
las conjunciones insólitas,
las interjecciones intrépidas,
las admiraciones ocultas,
y sobre todo la interrogación,
(la fascinante interrogación,
la que provoca las maravillosas dudas
y los seductores terrores)
me vayan follando lentamente
mientras compruebo
cómo se me pone la cara
de un novicio ante su primer orgasmo.

Y pedir otra.



(Algunos de los efectos colaterales
más fáciles de describir,
que produce un buen pedo de Guinnes)



Gracias, Irlanda.

Lo siento, pero esto va a peor.

El Tribunal de Gran Instancia de París ha prohibido "por blasfema" la última campaña publicitaria de la marca de moda Marithé Francois Girbaud. Los carteles de la firma de ropa presentan una fotografía que parodia el cuadro ’La última cena’ de Leonardo da Vinci.



Esto es la decadencia, chicos.
No es que los pijos ahora sean un escándalo,
es que ahora el escandalo es pijo.
Vaya, que se ha puesto de moda cogérselo con un papel de fumar,
pero eso sí, utilizando estéticamente los dedos y el papel.
Solo hace falta que salga ahora un nuevo Adolfo Domínguez
y diga que "la blasfemia es bella".



Por ejemplo, yo hubiese hecho un cartel de Última Cena
más en la línea de Buñuel.
Pero esto es promocionar el feismo,
y lo feo ni es pijo ni es escándalo.

Toma nota, Carlos:

Acabo de encontrar a mi francesita ideal:



Te lo cuento, porque ya sé de qué pie cojeas.



Sí, todo lo que quieras, pero te recuerdo que yo la ví primero

Maragall dixit:
Un Govern Tripartit es lo mismo que una Mujer Maltratada.

Siguiendo el símil maragallesco,
Piqué es el violador del Ensanche
y Mas se lleva el 3 por ciento de todo.
(del violador y del Ensanche)



Si alguien me pregunta
qué hice el sábado
a partir de medianoche,
la única respuesta es ésta:


Se acabará sabiendo.
Pero no lo diré yo.
Para mí,
un pacto es igual que un tatuaje.


¿Un nuevo postre o un lubricante para sodomías?

¿Un nuevo postre o un lubricante para sodomías?

Ni siquiera Ferrán Adriá se atrevió a tanto
cuando deconstruyó la tortilla de patatas.
Tampoco lo imaginó Bertolucci en su Last Tango
cuando rodó la escena de la mantequilla.

¡Rabia, rabiña, Pedro Jota,
porque tú no lo tienes!

<center>¡Rabia, rabiña, Pedro Jota, </center> <center>porque tú no lo tienes!</center>


Asociación de afectados
con un disgusto inmenso
por el Oscar que Hollywood
le ha dado a Polanco,
vía Amenábar.

Polanco lo tiene todo.
Libros, revistas, periódicos, emisoras, discos, películas, televisión...
Polanco lo quiere todo.
Le faltaba un mar.
Pues ya tiene el Mar. Adentro.



(Lo siento por Nacho Vigalondo, porque no ha conseguido el Oscar. ¡Pero hombre, Nacho, a ver si aprendes! Si quieres comerte una rosca en Hollywood debes ir acompañado de un buen padrino, si no siciliano, por lo menos de Cantabria.)

Comité de tontos contemporáneos
(Con balcón a la calle)

<center>Comité de tontos contemporáneos</center><center>(Con balcón a la calle)</center>

Hemos perdido el sentido del ridículo.
Pase que la gente se tire de los pelos por salir en la tele,
La caja tonta hace más tontos, ya lo sabemos,
Pero que embobe también a nuestra clase política
es para mear y no echar gota.
Tiene narices, muchas narices Zapatero,
cuando formó un grupo para arreglar la tele pública
y no se le ocurrió mejor idea que llamarlo
Comité de Sabios.
¡Que arte tiene el Zapa!
Menudo peligro tiene el nombrecito,
con la coña marinera que hay suelta por nuestra tierra.
Pero lo más grande de todo
es que gente hecha y derecha,
seria y preparada,
ha aceptado encantada pertenecer
a la curiosa categoría de
sabio digital
(elegido a dedo)
No les arriendo la ganancia a esos masocas.
Primero,
porque les van a llamar sabios
con recochineo
hasta que las ranas críen pelos
Y segundo,
porque no es de sabios,
sino de tontos, pero que muy tontos,
creer que se pueden arreglar los males de la tele publica
desde un comité.
No es de extrañar que las conclusiones que han sacado
después de estar ahí, dale que te pego,
reunidos a costa de las arcas del Estado,
son fotocopias exactas del parto de los montes.
La montaña parió un ratón.
Y el comité de tontos ha hecho sabio a Perogrullo.

El 3%

<center> El 3%</center>


Cuando ves que nada más arreglar una calle, vuelve de nuevo la piqueta para rediseñar lo diseñado,
cuando compruebas que hay plazas como la de Lesseps que podrían llamarse “la de las obras eternas”,
cuando a una de “scalextric” le sucede, casi sin interrupción, una de túneles,
cuando te ríes con el chiste –creo que de Woody Allen- que al preguntarle que le parecía la Capital de España, sumergida entonces en la obras del metro, dijo: “Me gusta mucho esta ciudad, pero me gustará más cuando esté acabada”,
en definitiva cuando ves que a los políticos le gusta más el ladrillo que a un tonto un lápiz,
y confirmas que aquel muerto de hambre, desde que es concejal o conseller de obras públicas, lo más barato que tiene es un Ferrari,
uno, que es muy mal pensado,
se le ocurre preguntar:
“¿Cuánto se llevarán estos tíos de cada obra que aprueban?”.
Una autoridad en la materia
como es el President de la Generalitat,
Don Pascual Maragall i Mira
desde el Parlament de Cataluña,
nos acaba de dar la respuesta:

El 3 por ciento.

Menos mal. Yo creía que era el 15.

La Colecta Nacional.

La Colecta Nacional.

Una limosnita, por caridad, para el señor Polanco que está boquerón.
Es muy triste pedir, pero es más triste robar.
Una colecta nacional para que este buen hombre cuadre sus cuentas.
Un poco de compasión para con una persona desfavorecida por la fortuna porque su televisión emite en codificado y se ve menos que las otras, porque solo controla la mitad de las emisoras que hay en España, y porque su grupo editorial todavía no es el primero de España y el quinto de Alemania.
Sean generosos con un hombre que ha procurado que nuestros hijos tengan unos libros de texto caros y abusivos, que controla exhaustivamente las canciones que tenemos que escuchar y las películas que hemos de ver, y que no piensa detenerse hasta que no seamos progres como Cebrián, divertidos como Gabilondo y amenos como Amenábar.
No te hagas el rácano, pedazo de obrero que tienes el privilegio de no llegar a fin de mes, y afloja la pasta, porque no hay derecho que un honesto multimillonario como don Jesús de Polanco se quede a mitad de camino y no consiga cumplir con sus objetivos por culpa de un Gobierno que no le besa el culo con el entusiasmo previsto y una oposición quisquillosa que se aún se pregunta de donde saca de tanto como destaca.
Cierra los ojos, pedazo de mamón reaccionario. Más te vale pagar, porque si no lo haces, eres un sicario de Pedro J y un alucinado por el mundo mundial. Paga el canon y aprende de paso a ser patriota, porque ha dicho el gran jefe que además de nuestro dinero lo que quiere es que España se convierta en una República Federalista Asimétrica de Banda Ancha con una gamba de Mariscal encima, y que lo que quede de este país, una vez debidamente desgajadas las autonomías que le vengan en gana, pertenecerá con pleno derecho a la cofradía de Jesús del Gran Poder.

Adiós, Caín.

<center>Adiós, Caín.</center>

Conocí a Guillermo Cabrera Infante desde la redacción.
Venía a Barcelona una vez al año,
para promocionar algún nuevo libro suyo,
o simplemente para darse un baño de Mediterráneo.
La rutina cotidiana de su exilio londinense
lo había convertido en un flemático británico,
a mil años luz de aquella desaforada bohemia
que gozó en su querida Habana alegre y confiada,
y que describió magistralmente
en su inmensa “opera prima”,
Tres Tristes Tigres.
Su conversación era divertida,
pero su rostro era el de un afligido felino.
Se le alegraban sus ojos
cuando hablaba de su gran pasión,
el cine.
Nos dejó una de las obras maestras
de la crítica cinematográfica:
Un oficio del siglo XX,
libro de cabecera
para todo amante del séptimo arte.



Como guionista,
escribió en 1971,
una película de culto,
"Vanishing Point"
que todavía, al verla en DVD,
fascina por su rotundidad dramática.

Hay que salir echando leches, colegas.

Hay que salir echando leches, colegas.

Barcelona Gruyere.
Madrid Hoguera.
En vista de como está el patio,
estoy por pedir un curro en
Radio Las Alpujarras.

Cómo convertir una puta hamburguesa incomestible en
bocato di cardinale renacentista con hijos ilegítimos
(Eran los que mejor comían)

<center>Cómo convertir una puta hamburguesa incomestible en</center><center><em>bocato di cardinale renacentista con hijos ilegítimos</em></center><center> <strong>(Eran los que mejor comían)  </strong></center>

Agarra ese amasijo aplastado de carne picada y en vez de pasarlo por la plancha como un Mac Donald cualquiera, arrójalo a un bol.
Májalo con el tenedor, para deshacer el aplastamiento hamburguesero.
Echale un chorrito de ron, a ver si emborrachamos la carne un poco y así sabe mejor.
Bate un huevo, o mejor dos, y se lo echas encima.
Si queda cebolla le picas un poquito. Si no, pues mire usted, no pasa nada, no se hunde el mundo.
Ahora le echas un poco de queso rallado de ese que le ponen a las pizzas y que venden en sobrecitos ya preparado y lo mezclas todo muy bien.
Despues pones pan rallado hasta que quede lo suficientemente espeso como para que hagas bolas a modo de albondigones.
Los fríes en aceite de oliva extra virgen.
En la mesa pones mayonesa a tope y ya te los puedes comer.
Con los dedos, que es como mejor se saborea.

(Dedicado a mi hijo Carlos que se pone tibio cuando viene a casa)