"Cardenal Martini, papa"
El largo papado de Karol Woytla ha eliminado las opciones de los católicos progresistas de tener un candidato a su medida. Se trata del jesuita Carlo María Martini, un eminente intelectual, que fué hasta los 75 años arzobispo de Milán y que podía haber sido el gran Papa que eliminase las estructuras anquilosadas de una Iglesia aferrada a la tradición. Demasiado tarde. El Cardenal Martini, con 78 años y un parkinson a cuestas, sólo quiere retirarse a Jerusalem para vivir sus ultimos años dedicado al estudio de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, este cardenal, que fué Premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales, se convertirá, dentro del cónclave, en el líder de la tendencia progresista, en oposición a Ratzinger que es el abanderado de los conservadores. Si Martini consigue convencer a los indecisos, el nuevo Papa vendrá del Tercer Mundo. Si gana la línea Ratzinger, tendremos un Papa continuista, y por supuesto, de la vieja Europa.
No puedo hablar del Cardenal Martini sin recordar, aquellas excepcionales tertulias que teníamos las tardes de los miércoles en la bodega de la coctelería Martini de la calle Aribau, en Barcelona, que habíamos bautizado con el sugestivo nombre de Speaky Easy. Gracias al poder de convocatoria de su dueño, el gran Javier de las Muelas, a quien la canallesca barcelonesa le debe un merecido homenaje, nos reuníamos un grupo de 20 a 50 profesionales, generalmente periodistas, con el único objetivo de dedicarnos al placer de la conversación. Javier sacaba los mejores vinos de su bodega, cultivada con el mimo de un jardinero de bonsais y los amenizaba con unas tapas cada vez más suculentas. En esta clandestina rebotica era obligatorio entrar por la puerta de servicio tras pronunciar un santo y seña. Cardenal Martini, papa. Pasa el tiempo para todo y para todos. Aquel clandestino Speaky Easy es ahora un excelente restaurante, todos estamos bastante más viejos (menos Javier de las Muelas, que algún trato habrá hecho el canalla con el más allá para conservarse así) y nuestro utópico papable, el Cardenal Martini, ya solo piensa en el dulce retiro. Esperemos que al menos elijan a alguno de su tendencia. Lo celebraríamos tomando en el Speaky Easy una variante del Martini cocktail, que tendría que incluir unas gotas de nostalgia, con aire de bolero, de lo que pudo haber sido y no fue.
No puedo hablar del Cardenal Martini sin recordar, aquellas excepcionales tertulias que teníamos las tardes de los miércoles en la bodega de la coctelería Martini de la calle Aribau, en Barcelona, que habíamos bautizado con el sugestivo nombre de Speaky Easy. Gracias al poder de convocatoria de su dueño, el gran Javier de las Muelas, a quien la canallesca barcelonesa le debe un merecido homenaje, nos reuníamos un grupo de 20 a 50 profesionales, generalmente periodistas, con el único objetivo de dedicarnos al placer de la conversación. Javier sacaba los mejores vinos de su bodega, cultivada con el mimo de un jardinero de bonsais y los amenizaba con unas tapas cada vez más suculentas. En esta clandestina rebotica era obligatorio entrar por la puerta de servicio tras pronunciar un santo y seña. Cardenal Martini, papa. Pasa el tiempo para todo y para todos. Aquel clandestino Speaky Easy es ahora un excelente restaurante, todos estamos bastante más viejos (menos Javier de las Muelas, que algún trato habrá hecho el canalla con el más allá para conservarse así) y nuestro utópico papable, el Cardenal Martini, ya solo piensa en el dulce retiro. Esperemos que al menos elijan a alguno de su tendencia. Lo celebraríamos tomando en el Speaky Easy una variante del Martini cocktail, que tendría que incluir unas gotas de nostalgia, con aire de bolero, de lo que pudo haber sido y no fue.
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