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Reivindicación de la sardina en lata.

Reivindicación de la sardina en lata. Alguien dijo, y dijo bien, que si las sardinas fuesen escasas, se convertirían en un plato mucho más apreciado que el caviar y por supuesto, muchísimo más caro. Por suerte no es así, y gracias a la generosidad de la Naturaleza, los mares están llenos de sardinas y podemos saborear masivamente este pescado azul, sin que lo noten demasiado nuestros bolsillos.
No hay nada más delicioso en el verano que comer en la playa unas sardinas a la brasa. Lo saben bien en la Costa del sol, donde el espeto se ha convertido en el plato nacional.
La lata de sardinas es una de las joyas más exquisitas que nos han regalado los conserveros gallegos. Charlando con uno de ellos, me contó que las sardinas en conserva, no sólo resisten el paso del tiempo, sino que incluso mejoran con los años, porque el aceite va penetrando en la sardina, y se va contagiando de su sabor. Solo hay que mirar que la lata no esté abombada, porque eso es señal de que ha cogido aire y ha estropeado su contenido. Parece ser que Oscar Wilde era un fanático de las latas de sardinas gallegas, y tenía en su bodega un buen surtido de ellas, catalogadas por año, como si fueran grandes vinos de reserva. Yo he tenido el placer y el privilegio de probar en Galicia una lata de sardinas de 1945, y puedo decir que nunca he saboreado una conserva más deliciosa.

Receta fácil, exquisita y divertida.
Sardinas en lata rebozadas.


Abrir la lata y colar las sardinas.
Echarlas en un bol donde previamente se ha batido un huevo.
Sacar las sardinas bien escurridas y rebozarlas con pan rallado.
Colocarlas todas en una bandeja y dejarlas unos minutos en el congelador para que el rebozado coja fuerza.
Calentar en una sartén, aceite de oliva. Cuando esté humeante, freir las sardinas, hasta que estén doradas.
Y a disfrutar!

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Dr. Mongolo -

¡SARDINAS!