Cas Plá
o un rinconcito de cielo.
Cuando una amiga del alma me pone en el bolsillo un billete de avión a Ibiza, en el aeropuerto me espera un coche de alquiler, y después de una cena con gente que no conoces y que al minuto se convierten en amigos, me deja en la habitación numero uno de Cas Pla, indiscutiblemente puedo considerarme un privilegiado de la fortuna.
La sensación de privilegio aumentó hasta límites insospechados, cuando al día siguiente y después de un sueño reparador pude contemplar, con los ojos bien abiertos de asombro, la exquisita maravilla donde estaba alojado.
Cas Pla se define como hotel rural y este detalle de modestia es una de sus numerosas virtudes. Pero a pesar de contar con las comodidades de un alojamiento de infinitas estrellas, y estar situado en uno de los rincones más atractivos de la isla, donde sólo cuenta el verde de los bosques y el azul del mar, Cas Pla es mucho, mucho más. Porque no en todos hoteles se pueden admirar juntas tantas antigüedades, reunidas con estilo y sabiduría. Tampoco es habitual el derroche de espacio: 16 habitaciones sabiamente disimuladas en 30.000 metros cuadrados de jardines, ensamblados con el paisaje, a modo de bosque natural. Las terrazas son un lujo para la vista, la piscina un deleite, el gimnasio, un estímulo, el jacuzzi una tentación, la sauna, el summum del gozo. Por su parte, la cocina está al nivel del decorado, porque su asesor es ese cocinero itinerante y genio de los fogones que se llama Pedro Monge. ¿Y qué decir de la amabilidad y la discreción del servicio? Están justamente cuando los necesitas y desaparecen para que en nuestra soledad bien compartida, podamos sentirnos propietarios de un complejo tan fascinante.
A cinco minutos nos aguarda el mar, y a 25 kilómetros está la marcha ibicenca, pero en Cas Pla nos envuelve la melodía de seducción de un silencio sonoro y nos subyuga esa calma interior y exterior, lejos del mundanal ruido, que tanto añoraban los místicos. Indudablemente, ésta es la mayor de sus virtudes, su irresistible imán. Cas Pla atrae tanto y son tan seductoras sus armas que sería un sacrilegio utilizarlo únicamente como dormitorio. Todo lo contrario, es el sitio ideal para ser disfrutado día y noche, solo o en buena compañía.
Pregunto por el creador de esta profusión de buen gusto. Me cuentan que es una bellísima propietaria que no tuve oportunidad de conocer, aunque estoy plenamente convencido de sus encantos. Solo una persona integralmente hermosa puede haber imaginado esta sabia combinación de elegancia natural y selecto confort, y además tener la generosidad de ponerlo a disposición del que sabe apreciarlo.
Si un día te dicen que en Ibiza han inaugurado una sucursal del Paraíso, no lo dudes, es Cas Pla.
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marquinho -