nena, tú vales mucho
Tengo una hija que si fuera hijo tendría que decir que tiene unos dídimos como los del caballo de Espartero.
En su blog, lacopadeeuropa.blogia.com, pone de vuelta y media a un profesor que además de lucir unos polos impresentables, combate su aburrimiento existencial, haciendo la vida imposible a sus alumnos (mi hija incluida, y eso no se lo perdonaré jamás, como me lo eche en cara se va acordar de mí, el muy cretino) con unos programas de estudios que no los entiende ni él.
¿Así pierden el tiempo nuestros hijos, mientras nosotros los padres creemos que están aprendiendo con provecho nuestra querida profesión, la que nos obliga a decir más de una vez: no le digas a mi madre que soy periodista, ella cree que soy camarero en un puticlub? ¿Así intentan imitarnos? ¿En compañía de estos profesores tan incompetentes? Ya tenía razón, ya, el que afirmaba: Los que saben, saben. Los que no saben, enseñan. Nada, Paula, tú a lo tuyo. Leña al mono, hasta que aprenda catecismo. Y si ese gilipuá puturrú de fuá te suspende, tranqui, mi amor, te vas a otra universidad, cueste lo que cueste, que si hay que cambiar el euro que tenemos ahorrado, lo cambiamos. Porque una cosa está clara. A tus tiernos años, tú eres cien mil veces más periodista que ese inepto.
En su blog, lacopadeeuropa.blogia.com, pone de vuelta y media a un profesor que además de lucir unos polos impresentables, combate su aburrimiento existencial, haciendo la vida imposible a sus alumnos (mi hija incluida, y eso no se lo perdonaré jamás, como me lo eche en cara se va acordar de mí, el muy cretino) con unos programas de estudios que no los entiende ni él.
¿Así pierden el tiempo nuestros hijos, mientras nosotros los padres creemos que están aprendiendo con provecho nuestra querida profesión, la que nos obliga a decir más de una vez: no le digas a mi madre que soy periodista, ella cree que soy camarero en un puticlub? ¿Así intentan imitarnos? ¿En compañía de estos profesores tan incompetentes? Ya tenía razón, ya, el que afirmaba: Los que saben, saben. Los que no saben, enseñan. Nada, Paula, tú a lo tuyo. Leña al mono, hasta que aprenda catecismo. Y si ese gilipuá puturrú de fuá te suspende, tranqui, mi amor, te vas a otra universidad, cueste lo que cueste, que si hay que cambiar el euro que tenemos ahorrado, lo cambiamos. Porque una cosa está clara. A tus tiernos años, tú eres cien mil veces más periodista que ese inepto.
2 comentarios
Yo odio el vino -
arantza -